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Mujeres antequeranas

Cristina Marina

By 14 de septiembre de 2021No Comments

Escolares de Nuestra Señora de Loreto y del centro CEIP León Mota nos explican por qué Cristina Marina merece ser homenajeada

El 21 de marzo de 1942 la ciudad de Málaga presenció el nacimiento de unas de las mujeres con mayor bondad y generosidad de la comarca. Aunque el carácter se va formando con el paso de los años, las bases de su personalidad estaba ya presente desde su nacimiento. Sin embargo, no fue hasta cuando llegó a Antequera cuando realmente desarrolló su potencialidad. 

De la mano de su futuro marido -por aquel entonces- Cristina se enamoró de la ciudad en su primera visita. Fue tal el amor que sintió que decidió mudarse nada más contraer matrimonio con el antequerano Juan Muñoz. Afirmó que fue su monumentalidad la que cautivó todos sus sentimientos. 

Una vez instalada, adquirió un estilo de vida propio de una antequerana,  como si llevara toda su vida allí. El amor por la ciudad fue tal que decidió ir más allá. De la mano de Rafael Muñoz Rojas, concejal del Ayuntamiento en ese momento, tomó la decisión de dedicar su vida a los demás. Le dio la oportunidad de desarrollar y experimentar en primera mano la solidaridad y la dedicación a aquellas personas que más lo necesitaban. Bajo esta idea, nació ADIPA, la Asociación de Discapacitados Psíquicos de Antequera. 

Todos los inicios no son buenos, y eso es lo que básicamente le ocurrió a la asociación. En la época, era muy difícil reconocer la discapacidad por el miedo al qué dirán o al rechazo de los demás. “Nos encontramos con gente que no nos querían decir que sus hijos tenían discapacidad”, afirmó Cristina. Pero con el paso del tiempo fueron alcanzando cierta acogida en el municipio.

Cristina fue presidenta de ADIPA desde 2006 hasta 2016. A pesar de sólo ocupar esos años en la presidencia, fue una de sus promotoras, dedicando todo su esfuerzo desde sus comienzos en torno a los años 70. Su trayectoria ha sido galardonada con el premio León de Antequera a los Valores Humanos de 2014.

Su amor por Antequera no tiene límites. El ayuntamiento de la ciudad se percató de la situación y decidió otorgarle el título de Hija Adoptiva de la ciudad. En ella, es una más. Pero el destino hizo que tuviera que abandonarlo, poniendo fin a una de las etapas más bonitas y felices de su vida.

El día que me fui de Antequera, me fui llorando. Yo he estado más de 50 años en Antequera, ya me consideraba una antequerana más”.

Cristina Marina es todo un ejemplo de bondad, personificando la solidaridad, aquella en la que la dedicación y la constancia a los demás no tiene límites.

Por todo ello, los escolares desean homenajear a Cristina Marina, y nos manifiestan este deseo a través de trabajos como este:

Fuente: 5B CDP Nuestra Señora de Loreto

Si te gustaría homenajearla ¡Rellena el formulario aquí!